viernes, 3 de diciembre de 2010

PostHeaderIcon 1 + 1 = 3



Son sus ojos. En ese pequeño espacio alberga toda la calidez de una tarde de primavera. ¿Me creerías si te digo que fueron solo sus ojos los que me llevaron a esto? Imagina a Marcel Marceau haciendo el acto de la pared o de la soga. Así de expresivos son sus ojos.
Fueron ellos, pardos y expectantes, los que me dijeron esa noche que nos conocimos que ella estaba dispuesta a dejar pasar un bondi mas. Ellos, autoritarios y chispeantes,  me hicieron dar cuenta de lo que podía perder cuando cometí aquellos errores hace unos años.
Y también fueron ellos, vidriosos de felicidad, los que me dieron la noticia que pronto tendríamos un ombligo mas.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

PostHeaderIcon FENG-SHUI


Afuera corre el viento, tal vez apurado por llegar a algún lado. Adentro, todo esta como debería. El celular esta apagado. Ariel Prat canta bajito sobre un viejo candombe. El café, negro y amargo, humea e invita a saborearlo. El tabaco armado se consume muy lentamente en mi mano derecha. Y, sin embargo, esos malditos renglones se burlan de mí. Ellos, rectos y vacíos, esperando para que yo haga algo. Como si fuera fácil. Las descargas eléctricas que se procesan en mi cerebro, en vez de resultar en sendos homenajes a Murakami, Oé, Hornby, Auster, o cualquier autor que viva en mi biblioteca; lo único que devuelven son las mejores formas de calcular la Tasa  Interna de Retorno, la amortización de un préstamo por sistema francés o la matriz BCG.
¿Cuál seria la gracia de escribir un relato con solo conocimientos financieros? ¿Acaso el Quijote arremetía contra los molinos de la administración? ¿Acaso Ismael relata la obsesión de Ahab por una T.N.A.? ¡Maldita sea la acumulación de conocimientos! ¡Maldita sea la incompatibilidad entre el final del cuatrimestre y la imaginación!



martes, 16 de noviembre de 2010

PostHeaderIcon UN POCO DE AMOR FRANCÉS


Hola, ¿qué tal?
Hola
¡Ay! Que linda que estas hoy mujer.
Ay, bueno. Gracias.
Las más lindas piernas que vi.
Me vas a hacer sonrojar. ¿Cómo te llamas?
Me dicen el clandestino, por no llevar papel.
¿Sos extranjero?
Paisano de Hurlingham.
Ah, pensé que eras de afuera. ¿Eso es zona oeste, no?
En el oeste esta el agite.
Jajaja. Tenés una forma de hablar tan graciosa.
Tu risa es la magia de los rocanroles.
Que lindo que sos. Decís cosas tan lindas.
Soy sentimental, muy sentimental. No puedo decir yo que asi me fue mal.
Yo me llamo Susana.
Susanita… Tan bonita!

(besos)

mmm… ¿No querés que vayamos a un lugar mas cómodo?
Te voy a mostrar mi casa, pero queda en otro lugar.
¿Tenés auto?
Ciertos reyes no andan en camellos, ellos andan al tranco del amor.
Ah… Bueno…
¿Toxi – Taxi?
¿Eh? ¿Sabes qué? Mis amigas se están yendo, mejor me voy con ellas.
Buena suerte, y más que suerte, sin alarma.



domingo, 14 de noviembre de 2010

PostHeaderIcon HOMICIDIO CULPOSO

El orden natural de las cosas, ¿cuál es? ¿1,2,3? ¿A,B,C? ¿4-3-1-2 o 4-3-3? ¿A cada acción, indefectiblemente se le da una reacción? ¿El aleteo de una mariposa en Taiwán es el responsable de que se me haya quedado el auto en medio de la General Paz? ¿Funciona a la inversa? ¿Un estornudo mío provoca la muerte de millones de hormigas en Irlanda? ¿Eso me hace un hormigicida? ¿O un insecticida? Que presión me pone el universo. ¿Y después me piden que estudie para un parcial de la facultad? ¿Y después me piden que me concentre en el trabajo? ¡Acabo de matar a un pueblo entero por salir desabrigado! Y vos me venís a hablar de culpa…
jueves, 21 de octubre de 2010

PostHeaderIcon CONOCIENDO AL OTRO

-Sientese por aquí y cuenteme que fue lo que ocurrió.
-Doctor, fue horrible.
-Tranquila. Aquí esta a salvo. Cuénteme desde el principio.
-Si, si. Es que yo no sabía esto de él. Parecía normal. Y después…
-¿El incidente? ¿Qué fue lo que le ocurrió a su novio?
-Ya el sábado a la mañana cuando se despertó estaba raro, ¿Sabe?
-¿Le había pasado alguna vez esto?
-No sé, doctor. Pasa que vivimos juntos hace poco. Nos mudamos hace dos meses nomás, en enero.
-Ajá. Siga.
-Bueno, se lo notaba nervioso, impaciente. En el almuerzo apenas toco la comida, y eso que había hecho milanesas. A él le encantan las milanesas.
Después de comer yo me fui a la casa de mi mama y él se quedo. Dijo que tenía que prepararse. En ese momento no le preste mucha atención, ¿vio?
-Claro.
-Volví a casa a eso de las cinco. Y ahí lo ví, doctor.
-¿Qué estaba haciendo?
-Estaba con esas ropas puestas. ¡Trapos! Eran trapos, doctor. Jamás lo imaginé. Somos novios hace dos años, ¿sabe? Pensé que lo conocía.
-¿Pero que estaba haciendo?
-¡Saltaba por todos lados! Pero agarrándose de la cortina del comedor, como para no caerse. Y cantaba algo en voz baja, como murmurando. Y ahí fue lo peor, porque me vio entrar. ¡No sabe como se puso! Qué que haces acá, que vos no tendrías que estar acá, que tendrías que estar en la casa de tu vieja… De todo me dijo.
-¿Se puso violento al verse descubierto?
-¿Violento? Estaba loco. Si no hubiera tenido pintada la cara, se hubiera puesto rojo. Me empezó a echar la culpa de todo lo malo que había pasado. Que tenia que enmendar las cosas. Que los dioses demandaban un sacrificio para pacificarse.
-¿Y que pasó?
-Me arrancó la ropa, doctor. Y me hizo vestir como él, me pintó. Me obligo a hacer los mismos saltitos, cantar. Tenia que ponerme en ciertos lugares, en distintas posiciones. Me imaginé que parecía una antena de radio cuando no engancha la señal.
-¿Y todo para pacificar a estos dioses?
-Si, doctor.
-Y su novio, ¿realmente cree que eso tiene algún efecto en el mundo real?
-Es que doctor, no entiende. Funcionó. Los hijos de su madre lo dieron vuelta. 2 a 1 terminó el partido.
miércoles, 6 de octubre de 2010

PostHeaderIcon LO QUE EL TIEMPO NOS DEJÓ (version corta)

“Amar sin nadie/ vaya cosa triste
sin nada que abrazar
ni Eva que nos abrace
amar con alguien/ vaya cosa buena”
Mario Benedetti

Tal vez fue coincidencia. Se conocieron en uno de esos lugares donde nadie se conoce. Algo más ocurrió.  ¿O fue simple azar que él estuviera buscando comprensión y ella algo que comprender? Algo más que el destino hizo que sus hilos se entrelazaran esa noche.
De felicidad deberíamos hablar al referirnos a ellos. Así fue pasando el tiempo. Cuando las palabras no alcanzaban, los besos sabían qué decir.
Pero, envidioso el destino por no haber participado en su creación, una mala pasada les jugó. No había nada distinto esa mañana. Ella se fue a trabajar como todos los días. Fue algo pequeño, casi imperceptible, un simple semáforo descoordinado. Así, el destino se vengó por haber sido ignorado.
Años después, él la siente como una imagen sepia de su pasado.  Luego de conocer un amor tan intenso, no percibe su vida sin ella. Y por eso hoy, sigue durmiendo en diagonal. 
martes, 5 de octubre de 2010

PostHeaderIcon PERDIDA

Ella se fue. No la noté irse, pero ahora no está. La extraño. La necesito conmigo. Debe haber sido por el alcohol. Siempre tuve problemas con la bebida. Espero que vuelva. ¿Qué clase de persona seria sin ella? No quiero ni pensarlo. Mis amigos están conmigo. Ellos dicen que estoy mejor sin ella. Por momentos también lo creo. Me siento liberado sin ella. Capaz de cualquier cosa. Pero es algo efímero. Mañana me voy arrepentir de todo esto. Siempre me pasa lo mismo. Es un ciclo sin fin. Cuando estoy con mis amigos, la vergüenza me abandona.
lunes, 27 de septiembre de 2010

PostHeaderIcon NEGOCIACION

-Es que quiero algo más.
-¿Más? ¿Mas que?
-No sé. Algo. Intimidad. Y otro pedazo de torta.
-Acabamos de salir de un telo, ¿Cuánta mas intimidad querés? ¿Y que tiene que ver la torta?
-Es que tengo hambre.
-Bueno, pedile al mozo otra torta.
-Hablo de hambre espiritual.
-La torta no te va a ayudar mucho entonces.
-Pero ayuda a llenar el vacío que me provocás.
-¿Qué yo provoco?
-Si, tu indiferencia me duele.
-¿Indiferencia? ¡Acabamos de tener sexo, por favor!
-Claro, para vos todo se reduce a sexo, ¿no? Soy solo un pedazo de carne para vos.
-Me estoy mareando con tus metáforas alimenticias.
-No cambies de tema. ¿Ya no me querés?
-Pero, ¡si vos estas cambiando de tema! Ya no se de que estas hablando.
-Decime que me querés.
-Te quiero.
-Decime que me amas.
-Te amo.
-Decime que vamos a estar siempre juntos.
-Ahhhh… Ahora se por dónde viene el tema. Ya te dije que no me voy a casar por iglesia.
-¡¿Por qué?! ¿Ves que no me querés?
-No, sabes que te amo. Pero no voy a casarme por iglesia. Aparte, si vos ni siquiera sos creyente.
-Claro que soy creyente. No soy practicante.
-Lo único que querés es el vestido.
-¿No te gustaría verme con el vestido blanco?
-Pura no sos.
-Bueno, puede ser un beige clarito.
-Te dije que no.
-Que malo que sos. ¿No lo harías por mí?
-Es una cuestión de principios.
-¿Qué principios?
-Principios existenciales. Si Stephen Hawkings dice que Dios no existe, yo voy con él.
-¿Eh? ¿Qué tiene que ver?
-Lo mismo que tiene que ver tu vestido blanco con tu torta espiritual de intimidad.
-Sos un pelotudo. Pedí la cuenta.
-Ah, no te dije. Tenés que pagar vos, mi billetera tiene un vacío profundo provocado por tu indiferencia hacia los precios.
miércoles, 22 de septiembre de 2010

PostHeaderIcon PUNTO DE VISTA

Nuestra primera imagen es la de una ciudad por la noche. Estamos a una altura considerable, por lo que vemos el resplandor de la vida nocturna que fluye por sus calles. Podemos deducir que se trata de una ciudad de un tamaño notable ya que no logramos ver sus límites. Mientras nuestra visión se aproxima a la altura del suelo, empezamos a distinguir con mayor detalle la gente que la habita.
Nos llama la atención un edificio, donde una solitaria ventana muestra signos de actividad. Nos acercamos para ver mejor. Vemos a un joven sentado frente a una mesa con un teléfono en la mano. Tiene el semblante dubitativo, no sabemos si espera una llamada o está por realizarla. Claro, él no puede vernos. Somos simples observadores imparciales. Deberíamos seguir con nuestro viaje, pero algo nos retiene en esta habitación. Curiosidad o la leve sospecha de que algo interesante podría suceder. Nos disponemos a ver con un poco mas de detalle el lugar. Es una habitación común, sin nada que la distinga. Un televisor muestra imágenes que nadie ve. Un par de fotos cuelgan de la pared, podríamos suponer de familia y amigos, pero las fotos son viejas, están gastadas. En la mesa hay desperdigados varios sobres de cartas, una botella de whisky y un cenicero repleto de colillas. Volcamos de nuevo nuestra atención al joven y observamos que él se decide y comienza a pulsar las teclas del teléfono. Intenta comunicarse con alguien, pero sin éxito. Podemos ver que por la cara del muchacho unas lágrimas ruedan por sus mejillas hasta caer en la hoja frente a él. No distinguimos su letra, no entendemos su significado oculto. Mientras intenta nuevamente realizar la llamada, él prende un cigarrillo. De nuevo, la comunicación se trunca. Con furia, el joven estrella el teléfono contra la pared en un arrebato de impotencia y se enfoca en su hoja manuscrita. Entenderíamos mas la situación si pudiéramos leer su contenido, pero nuestro conocimiento del idioma es casi nulo. Solo presuponemos los acontecimientos y sus significados en base a los gestos de nuestro observado. ¿Mal de amores? Ha terminado de escribir su carta. ¿Despecho? Se levanta decididamente y se dirige al balcón. ¿Escapa de algo? Se inclina sobre la baranda. ¿Qué es lo que lo perturba? Desaparece de nuestra vista. Al parecer no lo sabremos. Sigamos nuestro viaje. 
martes, 24 de agosto de 2010

PostHeaderIcon LO VOY A CONSULTAR...

Es la consultora más grande del mundo, una que nadie conoce. Aquí es donde se toman las decisiones que luego afectaran al mundo.
Es un cuarto oscuro donde apenas se ve. Ellas no necesitan de la luz para ver, ya que trabajan mejor en la oscuridad. Por las sombras se distingue una mesa de gran longitud, varias sillas ocupadas y en el extremo una especie de trono. Se vislumbran algunos movimientos inquietos de los asistentes, esperando que la reunión comience. De repente se escucha el leve siseo de una tela rozando el piso de madera; ha llegado la líder.
-Ejem. Buenos días compatriotas. Antes de empezar, quisiera felicitar a la compañera AZ-119 que ha logrado su primer implante de ideas. ¡Felicitaciones! – el auditorio se llena del ruido de aplausos sordos mientras la homenajeada recibe los saludos de sus compañeras.
-Bien, bien. Silencio por favor. Entonces damos por iniciada la sesión mensual. Como saben, las cosas están saliendo mejor de lo planeado, pero no es cuestión de dormirnos en nuestros laureles… jua jua jua… Un pequeño chistecito. Sigamos. ¿Cómo están las cuestiones en política, señora secretaria?
-Excelente, maestra. Ayer uno de nuestras agentes ha convencido a Mauricio que se afeite el bigote. Los reportes de SF-042 indican que Lilita sigue creyendo que los consejos que oye vienen de Dios. Y, por lo que se nota en las calles, los mensajes subliminales dirigidos a Cristina y Ernestina siguen dando frutos. La pelea seguirá, distrayendo a la gente de lo realmente importante.
- ¿Y el proyecto de ley que debemos impulsar para obtener plenos derechos?
- Ha habido algunos retrasos en ese tema, maestra. Pero la seccional Japón nos ha informado que una agente ha logrado casarse con un humano y ser heredera de todos sus bienes. Es un gran precedente en cuestiones jurídicas.
-¿Un casamiento con un humano? Mmm… Interesante. No se me hubiera ocurrido una cosa semejante.
 De pronto, un resquicio de luz interrumpe la total oscuridad del salón. Una empleada de bajo rango ha entrado en el salón, trayendo consigo la luz diurna. Presurosa, se acerca al líder y le pasa una especie de papel con marcas en relieve, similar a una hoja escrita en braille. La líder lee el comunicado y golpea con furia la mesa.
-¡Dios! ¡Animales! ¡Son animales!
-¿Qué ocurre maestra?
-Tristes noticias, mis hermanas. Ha ocurrido un accidente. Ayer por la noche, doce compañeras fueron mutiladas por los salvajes humanos. Aquí dice que ocurrió en un “pijama party”, donde un número indeterminado de púberes humanos participó en un ritual de guerra usando a nuestras indefensas compañeras como armas. Solo una sobrevivió a la masacre y se encuentra en grave estado, ha perdido gran parte de su relleno.
-¿Qué haremos?
-No perdamos la calma. Vengaremos este terrible acontecimiento, a su debido tiempo. ¡Algún día, nosotras, las almohadas, dominaremos el mundo!


miércoles, 18 de agosto de 2010

PostHeaderIcon PROPOSITO

Hace ya dos años que lo único que veo al despertar es el techo descascarado de la humedad de años. Por lo menos ahora estoy lúcido y puedo pensar, ojala mi primer año acá hubiese sido tan tranquilo. Entre la abstinencia y ser el pescado del lugar, fue bastante jodido.
Cuando se mezclan la falta de laburo, merca barata y un grupo de pendejos pelotudos, el resultado nunca va a ser bueno. “Es fácil, entramos y salimos” me dijeron. “Los chinos están forrados en guita”. ¿Cómo no iba a decir que si? Si ni siquiera tenía un cobre para los pañales. Además no podía quedar como el cagón cuando estaban todo adentro.
 Esa noche nos dimos más de lo de siempre. Me acuerdo que el Sapo ni siquiera podía agarrar el fierro de lo que le temblaban las manos. Por eso lo llevé yo. Tan dados vuelta y seguros estábamos que ni siquiera nos calentamos en pensar como rajar. Caminando fuimos. Nico con la recortada, el Rengo y el Sapo sin nada y yo con el revólver. Desde que entramos, en mi cabeza todo se pone borroso y en flashes. Primero el Rengo sacándole la plata al chino, después otro chino pelotudo que intenta sacarle la recortada a Nico, yo con el fierro en la mano y la cabeza del chino desparramada por la pared. Después todos corriendo de la yuta. Al Sapo que le tiran no sé cuantos tiros y cae al lado mío. Yo que me tropiezo. Yo tirado en el suelo con los ganchos puestos y los canas cagándome a palos. No se cuantas noches en la seccional y después acá.
Nico pudo zafar. El Rengo, obviamente no. Creo que termino en Batán. Sapo quedó tirado en la calle.

 A ella ni la conozco y la extraño más que a nadie.   

Toto termina de darle los últimos toques al trabajo que le pedí. Ya ni siento la aguja, pero la piel está muy roja y siento que late. Pero vale la pena. A partir de ahora, cuando me despierte lo primero que voy a ver es mi brazo izquierdo. “Micaela”, ese futuro que me espera afuera.
domingo, 18 de julio de 2010

PostHeaderIcon RAZONES

“Puerco”. Recién cumplía los dieciocho. Había algo de rebeldía ahí también. Pero fue el primero y uno de los más importantes. Fue la primera banda que seguí de verdad, la que me voló la cabeza cuando tenía quince. Fue el primer recital solo (el primero de muchos). Fue conocer gente. Fue saltar hasta que se rompieran las zapatillas. Fue enamorarme de la música.

“Código”. ¿Quién no tuvo una crisis de identidad? ¿Quién soy? ¿Quién quiero ser? ¿Qué quiero ser? Fue pasar de la familiaridad de la pequeña aula y saludar al portero todos los días a ser simplemente un numero entre cientos. Lo que todos llamamos crecimiento, ¿no? Bueno, costo darme cuenta, me cuesta darme cuenta. Lo hice más que nada para recordar que sigo siendo un número entre millones, pero también para saber que sigo siendo yo.

“Pez”. Era parte de algo más grande, de uno de esos países perdidos de la Polinesia. Para ellos, significaba algo como sabiduría o la búsqueda de. Era una época muy filosofal mía y esto simplemente me pegó. Así como el pez, espero alcanzar esa sabiduría algún día.

“Baila muchacho, baila”. El baile está atado indefectiblemente con la música. Y yo también lo identifico con la alegría. Soy una persona alegre, cínica, pero alegre al fin. Y esa alegría se la debo a ellos. Un grupito de personas muy especial. Me formaron y me putearon. Me escucharon y me bancaron. Por suerte, lo siguen haciendo. Espero que lo sigan haciendo. ¿Un homenaje? Puede ser. Mientras sigan estando, procuraré seguir bailando.

“Enano”. Todo lo que dije en el primer párrafo, vale acá también. Pero es más todavía. Con la cabeza gacha y las manos en el bolsillo, él se va. Pero no está escapando, sino que sabe adónde va.  Simplemente me llegó por todos lados. Es que todavía se me ponga la piel de gallina al escuchar Zafar. Es perderme en el Limbo y querer que la luna también me diga donde no ir. Es refugiarme en un farol, entre dos flores que siempre apuntan al sol. Es algo normalmente anormal.


Son todo lo que dije. Son más. Son recuerdos. Son gente. Son sentimientos. Son alegrías. Son llantos. Son risas. Son cuelgues. Son amores. Son libros. Son olores. Son caricias. Son dolor. Son amigos. Son borracheras. Son broncas. Son tristezas. Son esperanzas. Son música. Es tinta. Es piel.
lunes, 12 de julio de 2010

PostHeaderIcon PELOTA DE TROYA

Los detalles de esta historia, verídica por cierto, me fueron proporcionados por uno de los protagonistas. Solamente, por razones de seguridad, los nombres de los mismos han sido cambiados, claro está.

Fiesta de cumpleaños de alguien no importante. Altas horas de la noche. París y Héctor, junto con sus amigos, llegan borrachos y contentos por el triunfo de su equipo “El equipo de José” ante “Barrabravas F.C.” por 6-0  en el torneo de futbol 5 que se organiza en el barrio y tiene como premio un televisor LCD de 32” usado y sin control remoto. Luego de saludar a todos los presentes conocidos y no sin antes ubicar el tacho de cervezas, Héctor le llama la atención a su hermano París para que vea a la mujer pelirroja que se encuentra bailando en medio del patio.
Helena, seguramente la más linda del lugar (la he visto y puedo decir que es hermosa), contonea sus sensuales curvas al ritmo de una música de tinte tropical. Luego de pelearse con su novio, apodado Melenao por su frondosa cabellera y su ascendencia brasilera, se siente libre y capaz de cualquier cosa. Como se puede esperar de cualquier fiesta donde se presente una bella mujer, a esta, cual sirena mitológica que atrae a los lujuriosos marineros con su canto celestial,  la rodean numerosos individuos altamente alcoholizados intentando ganar su atención mediante las más burdas promesas de amor. Pero el canto de esta sirena hipnotiza a París, conocido como la persona más perseverante después del joven chino que se paró frente a los tanques en los disturbios de Tiananmen. Aplicando todas sus técnicas seductoras, que fueran legadas por su tío Eusebio (quien se jacta de haberle dado un beso de lengua a la mismísima Margaret Thatcher durante una sesión del parlamento en 1987), París se dispone a conquistar a la pristina doncella. Luego de innumerables intentos y maquinaciones, logra su cometido cuando Helena accede a dejar de tomar tequila del pico de la botella, vacía por cierto, y dejar que París la acompañe a su casa. El resultado de la noche se consuma en la parte posterior del auto de nuestro héroe (por lo menos lo fue para todos sus amigos al levantarse a “terrible minón”). Los detalles del encuentro se han censurado por su alto contenido erótico, basta decir que los vidrios del Corsa verde se empañaron dado el calor humano que se desprendía dentro del mismo.

Pero no valdría contar esta historia (sobre todo si la parte divertida es censurada) si todo hubiera acabado en un “felices por siempre”.

De oído a oído, de susurro a susurro, de mensaje de texto a mensaje de texto, de red social a red social, la noticia de las sudorosas andanzas de París y Helena no tarda en llegar a Melenao. Este, en un ataque de furia acomete contra “Poseidón”, el loro de la familia, con un resultado nefasto. Apenas puede escapar de la brutal fiereza del pajarraco verde con rasguños en el brazo izquierdo, picotazos por toda su cara y el ánimo por el suelo. Con el orgullo herido por partida doble, Melenao recurre a su hermano, Agamenón, en busca de consejo y Merthiolate para sanar sus heridas.
Sabiendo que un asalto directo no es una posibilidad, dado que los hermanos rivales se guarecen en la fortaleza del Troya Country Club, un barrio cerrado infranqueable, Agamenón intenta planear una estratagema que le permita vengar el honor de su hermano. Como no se le ocurre nada, decide probar suerte consultando el designio de los dioses. Mandando “Oráculo” al 1212, recibe los mejores contenidos para su celular  y de paso puede descargar los augurios de las deidades mas copadas. El mensaje dice lo siguiente: “Dos cabezazos en el área es gol.”
Está decidido. Se retará a París a un duelo a muerte dentro del verde césped de la cancha que está al lado de la estación. O el equipo que logre diferencia de tres goles, lo que suceda primero. El comunicado de la batalla es llevado a Héctor, quien confiado en la calidad y “jogo bonito” de su equipo, acepta el desafío por el honor de Helena.
Ha trascurrido una semana. Ha llegado el día de la batalla. El cielo encapotado de la mañana dominguera aporta más dramatismo al evento. Cientos de curiosos se parapetan a los costados de la cancha, queriendo ver el mágico espectáculo del fútbol o la sangre de los contendientes, difícil saberlo.
“El equipo de José”, elonga y pelotea en uno de los arcos. París no logra sacar la mirada de Helena, quien, en un intento de ganar dinero, está preparando choripanes usando un medio barril como parrilla.
Escoltado por tres patrullas policiales, llega el micro con el equipo rival. Curiosamente varios bajan del mismo con mamelucos naranjas y grilletes en manos y pies.
El equipo, llamado “Los boqueteros de Villa Bosch”  forma de la siguiente manera: Agamenón en el arco. Demofonte y Filoctetes en la defensa. Melenao en el medio y Aquiles, quien otrora fuera aprendiz de carnicero y abandonara la profesión dado que “no era lo suficientemente sangrienta”, en la delantera.
Por el otro lado, “El equipo de José” sale a la cancha con su clásica formación defensiva (valla invicta en el torneo local) de: Polites bajo los tres palos. París, Eneas, Ascanio en la defensa y Héctor, solitario atacante.
Como réferi han conseguido traer a Horacio Zeustis, juez en lo contencioso y penal del tribunal de San Isidro, embelesado también con la hermosura de Helena.
El siguiente es un extracto de la transmisión de Víctor “Ares” Morales, que relataba el encuentro para FM Olimpo:

Pitido inicial. Ascanio toca para Héctor, Héctor se la pasa a Eneas. Eneas que juega por la banda, Melenao que presiona. Eneas toca para atrás para París. París que amaga, París que la pisa. Levanta la cabeza y lo ve a su hermano escapar de la marca de Demofonte .París manda un centro pasado para Héctor que espera en el área… Agamenón que sale a buscar el centro… Ta ta ta ta ta GOOOOOOOLLL!!!! GOOOOLLL!!!  Héctor, con el parietal derecho la coloca al lado del palo izquierdo del arquero!!! Nada puede hacer Agamenón ante magnifico cabezazo.  ¡Centauro cósmico, ¿de qué mitología viniste?!

 Así el partido comienza con un resultado favorable para los locales. Pero unos minutos después, en un córner que ejecuta Eneas, Aquiles conecta una certera plancha en el muslo izquierdo de Héctor, que cae lesionado dentro del área, ante la sonrisa maquiavélica de Aquiles. El juez cobra penal y le muestra la  cartulina amarilla a Aquiles. Ascanio cambia penal por gol, mientras el SAME se lleva a Héctor, que delira por el dolor.
Obligados a un cambio, entra Forcis por el malogrado Héctor.  El marcador sigue a favor del equipo de París, con un solo tanto más, se consagrarán victoriosos. Pero sin el delantero estrella dentro de la cancha, “Los boqueteros de Villa Bosch” se hacen con el control del esférico. Sin embargo, los minutos corren y “El equipo de José” empieza a soñar con la victoria, dada la imposibilidad de los contrincantes en quebrar la muralla que es la defensa experimentada de los locales.  Zeustis marca el fin del primer tiempo.
En el entretiempo, los visitantes deciden dejar de lado el juego limpio y sacan su arma secreta: El “Grog xD”, una bebida compuesta por: kerosene, propilenglicol, endulzantes artificiales, ácido sulfúrico, ron, acetona, tinte rojo Nº2, grasa para ejes y ácido para baterías.
Aquiles, en un acto claramente suicida, se toma de un trago una botella de litro y medio del corrosivo brebaje.
Comienzo de los últimos 45 minutos. Al conseguir el balón, Aquiles, visiblemente afectado por la bebida, arremete como un caballo salvaje contra el área rival. En su trayecto, deja inconsciente a Ascanio de un mortal cabezazo y se lleva puesto al arquero Polites, metiéndose los dos dentro del arco junto con la pelota. Al querer abrazar a Aquiles como festejo del gol, Filoctetes recibe un cross de derecha de Aquiles, que lo tira cerca del banderín del córner. El árbitro, más interesado en los pliegues de la pollera de Helena, da por valido el tanto y ni siquiera apercibe a Aquiles.
Nuevamente cambios por lesiones. Salen Ascanio y Polites por Príamo y Teucro en los locales y Odiseo ocupa el lugar de Filoctetes en los visitantes.
Ahora el partido se da vuelta como una tortilla preparada en un programa de cocina de cable. Los locales tienen demasiado miedo de Aquiles como para marcarlo. La espuma azul que brota de su boca intimida hasta a sus compañeros de equipo. El segundo gol de “Los boqueteros de Villa Bosch” no se hace esperar. De un saque lateral defensivo, Aquiles lanza la pelota con tal furia que atraviesa toda la cancha y golpea a Teucro, el nuevo guardameta, que nada puede hacer para impedir que la red se combe una vez más.
El marcador se pone 3-2. El juez, en un disparatado fallo, dispone que un gol de tamaña envergadura vale doble. Los locales intentan protestar pero el juez hace que se lleven preso a Príamo por desfachatez.
Con un jugador menos y la certeza de que todos morirán a manos de Aquiles, los jugadores de “El equipo de José” se resignan a perder el desafío y así llega el cuarto gol.
París alza la mirada hacia la tribuna buscando consuelo en Helena pero esta se halla muy ocupada sacándose fotos con los policías que debían custodiar el partido.
Apenas París toca la pelota desde la mitad de la cancha para Eneas, llega lo que todos estaban esperando. Una nueva acometida de Aquiles. Este se hace con el balón luego de asfixiar a Eneas con su propia camiseta. Teucro desiste de atajar y se escapa corriendo hacia el banco de suplentes. Aquiles esta solo contra el arco, pero no parece darse cuenta y sigue corriendo con la redonda bajo sus pies. París, en un acto de impotencia viendo su sueño arder en llamas, se saca uno de los botines y lo lanza hacia la locomotora que es Aquiles. Inesperadamente, el botín alcanza a Aquiles en su talón izquierdo, haciéndolo trastabillar y chocar de frente contra uno de los palos del arco mientras la pelota se escapa tímida por la línea de saque. El juez hace sonar su pito, indicando penal y sacándole tarjeta roja a París. Hacen falta cinco policías para mover al inconsciente Aquiles fuera de la cancha.
Todo está sellado. Melenao, ansioso por volver a abrazar a Helena, se hace presente en el punto que el árbitro designa. Doce pasos mas allá, Teucro vuelve a calzarse los guantes bajo la mirada cómplice de París.
Melenao ejecuta el penal y convierte el gol. El partido ha terminado. La euforia se hace cargo de la cancha. Hinchas, jugadores, policías, el mismo árbitro, todos se abalanzan sobre Melenao festejando el triunfo.
Es en este momento, aprovechando la confusión, que París toma a Helena y ambos escapan en uno de los patrulleros con las provechosas ganancias que ha logrado Helena vendiendo choripanes.
Solo horas después, Melenao vislumbra que lo han engañado.
  

Y así concluye esta historia. Esto es lo poco que se sabe de los protagonistas en el presente:

Agamenón se convirtió en manager de futbol y ha amasado una gran fortuna en el exterior.
Aquiles, en su periodo en el hospital dejó de lado las bebidas “energéticas”  y el gusto por la violencia, encontrando la fe en Dios. Dirige hoy un jardín de niños.
Héctor jamás pudo recuperarse de la lesión provocada por Aquiles y su sueño de ser futbolista se esfumó. Hoy ayuda a su padre en el estudio de abogados que posee este en el centro porteño.
París y Helena, en la actualidad viven en Trenque Lauquen y son artesanos. Tienen dos hijos, Rómulo y Remo.
Melenao hoy en día sigue llorando la perdida de Helena y recorre los bares de la ciudad emborrachándose y contando esta historia a quien la quiera oír.
martes, 6 de julio de 2010

PostHeaderIcon SOÑANDO DESPIERTO

Abro los ojos.
Me quedé sin yerba.
Cierro los ojos.
Lio se la pone al ángulo a Neuer. Diego levanta la copa una vez más.
Abro los ojos.
Subo al tren, no hay asientos.
Cierro los ojos.
Mi novela se convierte en best-seller.
Abro los ojos.
Faltan 27 números para que me atiendan en el banco.
Cierro los ojos.
Mi mujer tiene ganas de cocinar, lavar los platos y preparar café.
Abro los ojos.
Mi mujer está en cama con gripe.
Cierro los ojos.
Echan a mi jefe y me dan su puesto con un gran aumento de sueldo.
Abro los ojos.
En mi escritorio me esperan tres cierres de balance.
Cierro los ojos. Es hora de irme a dormir.
domingo, 30 de mayo de 2010

PostHeaderIcon FELICIDAD INESPERADA

          No soy un tipo feliz. Feliz, feliz domingo, no. Más como que estoy conforme con mi vida. Ni me distinguí en la multitud de aquella vieja escuela primaria que todos odiábamos, ni lo hice en la secundaria donde la únicos recuerdos están pintados de desilusiones amorosas y sobrenombres a costa de mi nariz. La universidad, el estigma de cualquier indeciso, también lo es para mi. Una carrera impuesta por el legado familiar no es el mejor proyecto que uno puede imaginar.
     ¿Cual es mi vocación? No lo se. Siempre fui mediocre en todos los deportes, aunque sea el metegol. ¿El arte? No, mi máxima aspiración en el dibujo es un muñequito de alambre con una desproporcionada longitud de miembros. ¿La música? Ni en pedo, no puedo entonar ni siquiera la canción del auto de Pipo Pescador, menos puedo pensar en algo más elaborado. Tengo que admitir que me gusta escribir, pero nunca logre superar la prosa de “puto el que lee”.
    Tengo un trabajo de esos que son difíciles de catalogar, en una oficina donde haces de todo y te pagan como si no hicieras nada. Donde mi jefe intenta superarse todos los días en el puntaje del Carta Blanca y mis compañeros se debaten en cuestiones filosóficas como quien tendría que haber ganado en Bailando por un Sueño o quien tiene más visitas en su folotog.
    Mi novia se merece un párrafo aparte. Una hermosa relación de cinco años que se vino abajo el día que me mude con ella. De las polleras cortitas y los conjuntos de encaje, al batón, pantuflas y bombachon de la abuela. Del “¿no queres que te haga unos masajes?” a “¿no me limas las durezas de los pies?”
    ¿Es una cuestión de karma esto? ¿No rece lo suficiente de chiquito? ¿Es porque mentí al confesarme? Si todo esto me pasa ahora, a los veinticuatro años, ¿Qué me espera? ¿En que voy a reencarnar cuando muera? ¿En un cascarudo que siempre queda de espaldas en el piso?
     Estuve yendo un mes al psicólogo para ver si me podía tirar una mano. Le conté todos mis oscuros secretos, como que todavía me gusta Jazzimel o que remojo la pizza fría en el café con leche. ¿$70 la hora para que? Para que me diga fue culpa de mi mamá que me haya meado encima hasta los seis años.
    Lo más gracioso fue el momento en que tome la decisión de mandar todo al carajo. ¿Qué me retiene de dejar todo e irme al sur a vender artesanías en una plaza cual hippie sucio? Fue una vieja la que me abrió los ojos cuando retaba a un nene por el placer de hurgarse la nariz.
“Si te seguís metiendo el dedo en la nariz, cuando seas grande vas a tener una nariz deforme”.  
No se cual fue la extraña sinapsis que tuvieron mis neuronas en ese momento, pero todo fue claro. Siempre va a haber algún boludo que quiera imponerte su visión obtusa de la vida. Hasta que no sea libre de las opiniones de los demás, no voy a ser feliz.
   ¿Facultad? Aprenderé lo necesario del discovery channel. ¿Trabajo? Vender sahumerios en el subte también es digno. ¿Amor? No necesito más que el que me brinda mi almohada.
   Ahora mismo estoy subiendo las escaleras de mi departamento para notificarle a ella que me puede acompañar en mi futuro nuevo estilo de vida o que puede pedirle al control remoto que cocine hoy. Nunca estuve tan determinado y asustado por algo. Estoy transpirando tanto que necesitaría un limpiaparabrisas para secar mi frente. Estoy en el pasillo. Mis manos tiemblan cual barman preparando un trago. No puedo embocar la llave en la cerradura. Mi determinación es clara. No puedo abandonar ahora. Toco el timbre. De lejos escucho a la vecina sorda que esta mirando el noticiero a todo lo que da. Mi garganta esta seca. Se abre la puerta y la veo.
 -“Ana, tengo que decirte algo.”
-“Yo también, estoy embarazada.”
lunes, 3 de mayo de 2010

PostHeaderIcon SOLILOQUIO EN SOLEDAD

Estoy sentado en el quincho, al pie de la sierra en una noche que fácilmente podría ser una postal de una tarjeta de las que se venden en un correo.
Me acompañan en mi soledad una infusión descubierta por los aborígenes de mi país hace  ya quien sabe cuantos años y que han sabido nombrar mate; también me acompaña un grupo de individuos (en su momento eran veinte, ahora se han reducido) que se ufanan de traerme tranquilidad, sabor y placer, pero siempre logran sacarme el aire cuando quiero correr el colectivo. Claro que ellos no serian nada sin su agitador, el autor intelectual de mi muerte futura, ese pequeño tubito lleno de gas licuado que los anima en su frágil y corta existencia.
Pero volvamos al principio, heme aquí y no puedo evitar hacerme preguntas que podríamos catalogar de filosóficas o existenciales.
¿Cómo funciona realmente el fax? ¿Por qué Dios usa barba? ¿Nadie se dio cuenta que la única diferencia entre Superman y Clark Kent es que el ultimo usa anteojos? ¿Existe el amor?
Detengámonos en esta última cuestión. Deberíamos decir para ser políticamente correctos que por supuesto que existe el amor. Grandes poetas han hablado de el, se han librado guerras en su nombre, hasta se ha creado un día para los que lo experimentan (que fácil es discriminar a lo que no lo estamos).
Pero ahondemos un poco más. Por charlas con amigos y familiares uno puede descubrir las contradicciones de este supuesto sentimiento.
¿Es cuantificable? No, nadie dice que esta enamorado en un ochenta por ciento, o que tiene un kilo de amor dentro suyo.
¿Provoca alguna reacción química en nosotros? Algunos comentan que sienten mariposas en el estomago o que simplemente son mas felices estando enamorados.
La primera afirmación la atribuyo mas a una mala digestión que a un estado emocional, dado que es biológicamente imposible que un grupo de insectos se aloje en nuestro tracto digestivo y aparte, ¿como sabrían las mariposas que estamos enamorados? ¿Serian un grupo comando suicida al servicio del amor?
La segunda aseveración es más difícil de refutar, porque entramos en otro círculo vicioso. ¿Por qué sos más feliz que yo? ¿Acaso se puede decir que si tu equipo de fútbol sale campeón y estas enamorado lo disfrutás mas? ¡No! Se disfruta mas si el campeonato lo ganas en la ultima fecha, contra el equipo archirrival, a los 48 del segundo tiempo, con una mano para nada dudosa del delantero al mejor estilo Diego ´86 y te colgas del alambrado y gritas hasta que sentís que tus pulmones se despegan de la caja toráxica y se lo dedicas a esos putos pecho frío de la tribuna de enfrente y agarras tu aparato reproductivo con una mano y les gritas: “¡¡Esta es para vos, cagón!!”…. Perdón por el exabrupto, mi imaginación se desbocó.
Entonces, recapitulemos. El amor no provoca ningún cambio notable en nuestro cuerpo más que la estupidizacion de los primeros meses de relación. No es medible ni comparable, con lo cual no me parece factible que nos podamos poner de acuerdo, veinte mil millones de personas para explicar este acontecimiento cuando no podemos ponernos de acuerdo en hablar un solo idioma o si la selección debería jugar con un enganche o doble cinco.. El amor no es un sentimiento, es……….
Uy, mi mujer termino de bañarse. Después la seguimos.

miércoles, 21 de abril de 2010

PostHeaderIcon PREVIA

MODERADOR: Muchachos, conocen la situación. ¿Qué opinan?
INSEGURO: Yyyyy…. No sé….
BORRACHO: Dame un fernet y te garantizo el éxito.
GANADOR: ¡Esta es mi noche, papá! Yo te guio.
DROGADICTO: Me parece que tengo los cordones desatados…
INSEGURO: Me parece que no da.
PERDEDOR: No hay chances, loco. Mejor nos vamos con un poco de dignidad.
GANADOR: Ustedes no saben nada, ¿sabés como estoy hoy? Esto se resuelve de una.
REALISTA: Puede haber chances, pero me parece que la música no ayuda para usar las tácticas de siempre.
GANADOR: ¡Ese es mi pollo! No te preocupes, yo se que hacer en estos casos.
INSEGURO: Pero, ¿y si no sale? Quedamos muy mal parados.
BORRACHO: El fernet lo compramos igual, ¿no?
DROGADICTO: ¿Fernet? Mmmm… ¡Yo quiero la espuma!
PERDEDOR: No sean boludos, es imposible.
DROGADICTO: ¯Nada es imposible, podemos hacernos invisibles, con mi amor… uh uh uh ¯
GANADOR: ¡Pero si! Es cuestión de actitud, nomás.
REALISTA: En eso él tiene razón, pero tampoco seamos necios, el objetivo es complicado.
PERDEDOR: ¡Justamente! No seamos necios. Mejor pájaro en mano que cien volando, ¿no?
GANADOR: ¡Pero si no tenemos ningún pájaro en mano! ¡No tenemos nada! ¿Qué decís boludeces?
PERDEDOR: Bueno, era una forma de decir, nomás. No te pongas violento.
GANADOR: ¡Si siempre es lo mismo con vos! Por culpa tuya nunca conseguimos nada.
PERDEDOR: Eso no es verdad. Simplemente soy realista.
REALISTA: No, ese soy yo.
BORRACHO: ¿Y el fernet? De última con una cervecita me arreglo.
GANADOR: ¿No ves? Todos ustedes son una manga de pelotudos.
REALISTA: ¿Y yo que hice?
DROGADICTO: El otro día vi un capitulo de los Simpsons…
INSEGURO: ¿Por qué te pones así? ¿Hice algo mal? Te pido perdón.
GANADOR: Lo único que hacen es hacerme perder el tiempo. Ahora podría estar ahí disfrutando.
REALISTA: Tampoco es que es una fija. Hay que ver cómo se desarrolla la cosa.
GANADOR: ¿Pero no me escuchás? Te digo que es posible.
PERDEDOR: No creo. Últimamente ni vos ganas.
GANADOR: Gano lo suficiente.
REALISTA: Tampoco es mucho, digamos.
GANADOR: ¿Ahora están todos en mi contra?
BORRACHO: Si compramos el fernet, hago lo que digas.
DROGADICTO: Tengo hambre. ¿Venderán Sugus acá?
MODERADOR: ¡Basta! Me cansaron. Vos, GRACIOSO, venís conmigo. Los demás se callan.


YO: Hola, ¿Cómo estás?
ELLA: Hola.
jueves, 15 de abril de 2010

PostHeaderIcon MIRADAS

Todo comenzó como terminó, con una simple mirada.
Ninguno de los dos tenia muchas expectativas de lo que podría pasar en ese lugar. La gente de siempre, la misma música, el mismo ambiente. Pero no fue así.
Apareciste sin que te buscara nadie, no esperaba encontrarte ahí. Tal vez tu risa no tenia sombras, no tenia cara, fue todo lo que vi.
En ese primer vistazo, se sintieron extrañados pero felices, atraídos pero tímidos a la vez. El primer acercamiento no fue fácil, mas bien, bastante torpe. Pudo haber sido la vergüenza, tal vez el miedo al fracaso. El punto es que sus caminos se dividieron esa noche.
“Como te va”, dijo el murguista a la muchacha, que lo corto con su mirada indiferente. Le dijo “bien” y lo dejo como si nada. Nuevamente.... La princesa.... Se perdía entre la gente.
Todo quedó olvidado a la mañana siguiente.

El tiempo paso y la vida les dio una segunda oportunidad, una que no pasó desapercibida. Esta vez, una botella de vino y un cigarro compartido fueron la excusa que los juntó. Se contaron sus vidas, sus éxitos y fracasos. Y fue ahí, entre vasos vacíos y ceniceros llenos, que esta historia nació....
Me prestaste un beso, me prestaste calma, me prestaste todo lo que me faltaba.

Los días pasaron y con ellos pasaron tardes de mates y noches de cerveza. Era raro, pero mirándolos desde afuera, se hubiera dicho que se conocían de toda la vida.
Tenés la receta justa para hacerme sonreír. Y todo el tiempo sabés lo que me asusta, sabés lo que me gusta estar con vos.
Aunque los tiempos eran escasos y las distancias sobraban, lograron encaminar una amistad.
Pero no todo era color de rosas. Ella tenia un pasado demasiado presente, y fue su indecisión la que incremento el miedo de él. Era un tema que se evitaba, aparentaban que todo estaba bien, cuando lo único que hacían era ocultar sus sentimientos.
Cuando quieras saber quien soy realmente, permite que tus ojos me lo cuenten.
Siempre pensó que su honestidad era su mejor cualidad, menos esa noche. El sabía que su pasado sería difícil de olvidar, por eso, con la excusa del enojo, de la rabia, fue que se alejo de ella. Pero solo fue una excusa, porque él sabía que se alejaba por miedo a sus propias emociones.
Días y noches pasó pensando que no la volvería a ver, que no la quería volver a ver. Hasta que sonó su teléfono.
No esperaba tu llamada, pero escucharte me hace bien. El tiempo paso volando, y la memoria siempre queda en pie.
Se encontraron donde siempre, pero esta vez no por las razones de costumbre. Expusieron sus problemas, pero no las soluciones. Los dos sabían que esta vez no habría reparo.
Como matar esa mirada. Como ocultar promesas vanas. Con solo un par de cosas claras, como soñó una vez.
Fue entonces, cuando el silencio  se adueñó de la conversación, que sus ojos lo dijeron todo. Fue una mirada, pero no fue como la primera, esta estaba teñida de tristeza, de desconcierto, de arrepentimiento, de dolor, de rabia. No hubo palabras. Mientras la vio alejarse, se dio cuenta que ese era el final.

Que barato decir que es extraño, no tocarte y sentirte hoy aquí.
domingo, 4 de abril de 2010

PostHeaderIcon FRUSTRACION

“¿Mamá, que significa frustración?”

Lo peor de todo es que ya se sabía. La noche anterior no fue posible llegar a un acuerdo y la decisión estaba tomada. Esta es la cronología de sucesos que desencadenó esa decisión.

3.25 AM. Ritchie Blackmore toca uno de los riffs más famosos de la historia, avisándome de la inevitabilidad de comenzar la jornada. Me resisto y vuelvo a cerrar los ojos, mientras Ian Gillan canta el incendio del Casino de Montreaux. Cuando el humo se despeja del agua, me levanto.
3.45 AM. Entre mate y mate, recorro los noticieros implorando que alguno me regale la noticia de que al final todo era una broma, que los viejos mastodontes de seis vagones rumbearían para el centro como todos los días, pero no. Esa maldita caja boba solo repite el resumen de la fecha, los goles y el pronóstico del tiempo.
3.56 AM. Resignado, apuro un par de mates más y salgo a la todavía fría noche del conurbano. Agudizo mis oídos esperando escuchar esa bocina que podría tranquilizar mi ansiedad, pero no. Hasta los pájaros decidieron no salir a trabajar. Así, con la espalda levemente encorvada y las manos enfundadas en los bolsillos de la campera, camino las mismas quince cuadras de siempre, pero con un ritmo más lento, mas apesumbrado. Solo faltaría un poco de niebla para que la imagen se pareciera a una película policial en blanco y negro que transcurre en Londres de la década del 50´. Por alguna razón que no entiendo, mis pies se resisten a cambiar la rutina marcada, así que cruzo las vías y subo al andén, extrañamente falto de vida, sin siquiera los gendarmes que lo suelen patrullar.
4.11 AM. Llego a la avenida. Más sonámbulos como yo han decidido adelantar su salida para evitar el desastre que se avecina. Claro que nadie pensó que todos haríamos lo mismo, así que como si fuera una profecía auto-cumplida, adelantamos el horario del hacinamiento que pretendíamos esquivar.
4.25 AM. Llega el primer colectivo. Desde la esquina podemos ver su carga llena y su chasis pegado al suelo así que nadie atina a pararlo. Malditos sean los que viven cerca de la terminal del bondi.
4.46 AM. Ya tres colectivos pasaron sin siquiera amagar a parar. La serpiente de personas detrás mío crece minuto a minuto. Para matar el tiempo me planteo el problema como lo haría cualquier manual de cuarto grado:
“Si cada tren pasa cada diez minutos y tiene capacidad para seiscientos cincuenta personas, ¿cuantos colectivos (cuya frecuencia oscila en los 8 minutos) harán falta para transportar la misma cantidad de pasajeros sabiendo que estos tienen capacidad para ochenta pasajeros?”

4.54 AM. Logro colgarme de un bondi que inocentemente abre sus puertas para dejar bajar gente. Listo, el primer obstáculo ha sido superado.
5.16 AM. Llegamos a Panamericana.


Entreacto

Se conoce a la intersección del Acceso Norte con la calle Constituyentes en la localidad de Tortuguitas como “Fo.Na.Vi.” (Fondo Nacional  de la Vivienda) por el barrio que allí se encuentra que fuera creado por el gobierno hace ya tiempo como solución de hogares baratos en forma de lo que se conoce como monoblock.
Acceso a la localidad de Tortuguitas, numerosos countries y un parque industrial, esta intersección es concurrida por numerosos vehículos de todo tipo a saber: vehículos particulares, camiones, varias líneas de colectivos, combis y micros (legales y de los no tanto).

Fin entreacto


5.18 AM. Caos. Del más puro y hermoso. Llego a lo que alguien en algún momento pensó como una parada de colectivos y que ahora es un hormiguero de camperas, sobretodos, gorros y bufandas. A simple vista cuento unas sesenta personas, pero podrían ser más, dado que no existen las filas, solo el desorden que provoca el desconcierto de no saber que colectivo puede parar.
5.23 AM. Estoy bien con el horario, no hay que desesperarse todavía.
5.30 AM. El frio sigue doliendo, así que me acerco al cafetero con el pucho en la boca y le pido un amargo para espabilar el sueño. Me alejo un poco de la turba y me siento en el cordón para observar el campo de juego y elaborar la estrategia adecuada.
5.44 AM. Miro el reloj. Todavía es temprano. Hasta las 06.45 hs los chicos no salen para el colegio. Si puedo subirme al colectivo antes de las 06.20, llego a Plaza Italia perfecto.
6.01 AM. Los colectivos se suceden en un orden casi preestablecido. Los que van a Puente Saavedra son los que más paran, a veces llegan a subir hasta seis o siete personas si cuento a los últimos dos que viajan únicamente apoyados con sus dedos gordos del pie en el estribo. El que espero yo no es tan indulgente. A razón de dos colectivos que pasan de largo, uno se detiene para dejar subir a cuatro o cinco personas. No es un buen pronóstico. Claro, está el diferencial, pero tener $5,50 en monedas es un lujo que no puedo permitirme.
6.13 AM. Empiezo a impacientarme. La cantidad de gente en la vereda supera mis expectativas. Solo Patricio Rey en mis oídos evita que me inmole en nombre de la guerra santa de los subsidios.
6.34 AM. Doy por perdido el presentismo. Serán menos cervezas por unos cuantos fines de semana. El día empieza a clarear y la marejada de autos particulares ajenos a los problemas de los peatones empieza a inundar la autopista.
6.57 AM. Amparado por ayudar a una señora, logro subir al ahora hermoso colectivo. A fuerza de pequeños empujones puedo ubicarme al lado del caño que separa la máquina expendedora de los asientos y logro alcanzar el nirvana. La felicidad recorre mi ser. Hasta me permito rumear un largo muuuuuuuuuuu que roba un par de sonrisas y feas miradas de señoras ya indignadas por la forma de viajar.
8.38 AM. Con el cansancio propio del fin de la jornada laboral, llego al trabajo. Todavía no llego nadie a la oficina. Vuelven las cervezas a la salida religiosa del sábado.
16.23 PM. Escucho por la radio dos palabras que me hacen lagrimear: “Conciliación obligatoria”. Vuelven los trenes.
domingo, 28 de marzo de 2010

PostHeaderIcon RUTINA

Otra mañana. Edward lentamente abre los ojos esperando que el paisaje haya cambiado mágicamente mientras dormía, pero no. El cuarto, inmaculadamente blanco y pequeño, sigue siendo opresivo a su estatura de mas de dos metros. “¿Hace cuanto tiempo que estoy aquí?”, se pregunta mientras intenta buscar en su mente algún recuerdo que no sea dentro del hospital. Como cada mañana sucede, nada acude a su mente. “¿Les pasara esto a los demás pacientes? ¿Todos despertaran sin recuerdos todos los días?”, se cuestiona para responderse rápidamente: “Claro que no. Somos todos diferentes. Pero todos tenemos algo en común, todos estamos en esta institución mental por algún motivo”.
Solo al oír el áspero ronquido de Michael, Edward sale completamente de sus cavilaciones para prestar verdadera atención a su cuarto.
Michael sigue durmiendo en la única cama del cuarto. Debido a su obesidad y a sus problemas de espalda, nadie ha discutido su hegemonía en la utilización de la cama. Claro que su mal humor y su exclusiva comunicación mediante el uso de gruñidos, no facilita el intercambio de opiniones.
Jack esta despierto, sentado en un rincón, comiéndose las uñas de una manera bastante lasciva. Todos sus movimientos, sus palabras, sus gestos, están teñidos de una lujuria poco común. Combinado con su aspecto descuidado, su cabello negro cortado desprolijamente, su nariz aguileña y su postura siempre encorvada y sus tatuajes tétricos en todo su cuerpo, da la impresión de ser un recluso de una prisión estatal más que de un hospital psiquiátrico. Pero una vez acostumbrado a ignorar este fetiche, es una persona bastante amable y conversador. Aquí, más que en otros lugares, las apariencias están muy lejos de la verdad.
El ultimo paciente que comparte el cuarto y  gran parte de la vida en el hospital, es Nicholas. Siempre sentado frente a la pequeña ventana que tiene como vista el parque del hospital, es un hombre muy joven y apuesto, pero muy triste y taciturno. Día y noche, la mirada perdida en el horizonte del parque, esperando por alguien que seguro no vendrá.
Así pasan gran parte del día los pacientes del cuarto 408. Cada uno en su propio mundo, en sus propios problemas, con alguna ocasional charla sobre la comida, el hacinamiento, el aburrimiento.
Y todas las tardes, sucede la misma situación cuando llega el enfermero con las medicinas.
— Edward Marchesi, tus medicinas. — repite el enfermero con el tono monótono  propio de un trabajo aburrido.
— Gracias doctor, pero ¿Dónde están las de mis compañeros? — reclama Edward al ver la bandeja vacía.
— Edward, sabes que no tienes compañeros. Ahora toma tus pastillas y vete a dormir.
— Pero… — y mientras toma las pastillas se da vuelta para corroborar que la habitación esta vacía y el es el único paciente.

“Claro, este es el motivo por el que estoy aquí”, piensa felizmente Edward mientras cierra los ojos terminando un nuevo día.
jueves, 25 de marzo de 2010

PostHeaderIcon MUSA

Eran las once de la noche de un domingo cualquiera. Esa hora donde la gente sabe que tendría que irse a dormir para el siguiente día laboral, pero no lo hace. Esa hora donde los insomnes empezamos nuestro día productivo.

Era la noche perfecta para trabajar. Afuera llovía copiosamente y estaba sentado en mi escritorio frente a la computadora con una copa de Malbec cosecha tardía y mi siempre fiel paquete de cigarrillos.

No soy de trabajar bien con las fechas límites, pero si al otro día no entregaba el cuento que le había prometido al editor, la heladera iba a pasar a ser como un niño desnutrido de África.

Tenia que escribir algo, cualquier cosa. Dicen que el bloqueo para un escritor es lo peor que le puede pasar, pero no comparto esta teoría. Por lo menos en mi caso, nunca estuve desbloqueado, nunca las palabras surgieron con facilidad. La escritura es una agonía, cada texto es un parto, cada párrafo es un hijo que nunca va a poder llenar mis expectativas.

La botella estaba por la mitad y ni siquiera se me había ocurrido un titulo. El cursor del procesador de texto titilaba expectante ante el tipeo que no llegaba. Derrotado, levanté la vista hacia el balcón y solo veía la lluvia que golpeaba la ventana, preguntando si podía entrar.

Entonces ahí la vi, en la punta de mi balcón mirándome con ojos de niña.

Parecía un ángel, si los ángeles fueran pelirrojos y anduvieran por el cielo con una excesiva capa de maquillaje.

–¿Me vas a dejar entrar? ¡Me estoy empapando!

–Si, si. Discúlpame. ¿Quien sos?

Mientras entraba y le pasaba una toalla (no sé porque, pero tenía una en el living), ella se paseaba por el cuarto con una parsimonia y una confianza como si fuéramos amigos de toda la vida.

–¿Quién puede aparecer una noche como esta en tu balcón? Soy tu musa asignada.

–Ah, ¿y quién me la asigno?

–Bah, ¿todavía no sabes cómo funciona el sistema? Vos no podes escribir y yo vengo a ayudarte.

–¿Qué? ¿Hay un sindicato para estas cosas? Nunca nadie me ayudó, y eso que escribí varias cosas.

–Si, se llama SEA. Es la Sociedad de Escritores de Argentina.

–Mirá vos. Ni sabía que existía algo así.

Y así fue el comienzo de la noche más bizarra de toda mi vida. Nunca me imagine que podría tener una musa ayudándome, pero ahí estaba. No una de las mejores, claro, pero algo es algo. Hasta tuve que abrir otra botella de vino porque para ser musa, Nadia (así se llamaba) chupaba como una esponja.

–Bueno, a ver. ¿Que género vas a escribir?

–La verdad no tengo ni eso. Estaba pensando en algún policial o algo de ciencia ficción, pero no se me ocurría nada. ¿Qué pensás?

–Y… No sé. Yo estoy para inspirarte, no para escribir por vos. Si fuera asi, seria escritora, no musa. Ya suficiente poco me pagan.

–Bueno, gracias por el ánimo. ¿Qué te parece si vamos con un policial negro? Una historia de esas que el detective se enamora de la asesina y no la puede arrestar.

–¿Te parece? Medio quemado eso.

–Pensé que ibas a ayudarme, a inspirarme. No a tirarme abajo.

–Si, claro. Pero también tengo la obligación de decirte si se te ocurre algo muy pelotudo.

–Sos una copada.

Dos botellas de vino después, no tenia escrito ni un párrafo. Pero tampoco me importaba mucho. Nos pusimos a hablar de la vida, de su trabajo, de cómo había empezado, como había ayudado a Cortázar a escribir Rayuela, de todo tipo de cosas. Le mostré algunas de las cosas que había escrito y creía que estábamos encaminando a algo, cuando la borrachera y el sueño me pudieron. Ahí nomas, en el sillón me dormí.

Me desperté con el gusto agrio del alcohol quemándome la garganta. La luz del mediodía me cegó al levantarme y tuve la impresión de que había sido todo un sueño. Pero no, fue todo real. Al notar que la laptop, el dvd, la tele y todo en el departamento no estaba, me percate que me habían robado. La turra esa, me emborrachó y me desvalijó. Ni los zapatos tenía.

Puteé a Dios, a Mahoma y a toda divinidad disponible.

¿Qué carajo hago ahora?, pensaba. Encima tengo que entregar el laburo. Tendría que llamar a la policía. Claro, ¿Quién corno me va a creer que dejé entrar a una completa desconocida por el balcón de un noveno piso?

–Si, señor oficial, soy escritor y mi musa me cagó como a un boludo.

Aunque no es una mala idea para una historia.

About Me

“Haz todo lo que está en tu poder para que sea de nuevo posible lo que es provisionalmente imposible, pero de lo cual todo humano es declarado axiomáticamente capaz”

Alain Badiou

DISCUTEN EN MI BIBLIOTECA....

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