miércoles, 21 de abril de 2010
PREVIA
23:41 | Maquinado por
Zalo |
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MODERADOR: Muchachos, conocen la situación. ¿Qué opinan?
INSEGURO: Yyyyy…. No sé….
BORRACHO: Dame un fernet y te garantizo el éxito.
GANADOR: ¡Esta es mi noche, papá! Yo te guio.
DROGADICTO: Me parece que tengo los cordones desatados…
INSEGURO: Me parece que no da.
PERDEDOR: No hay chances, loco. Mejor nos vamos con un poco de dignidad.
GANADOR: Ustedes no saben nada, ¿sabés como estoy hoy? Esto se resuelve de una.
REALISTA: Puede haber chances, pero me parece que la música no ayuda para usar las tácticas de siempre.
GANADOR: ¡Ese es mi pollo! No te preocupes, yo se que hacer en estos casos.
INSEGURO: Pero, ¿y si no sale? Quedamos muy mal parados.
BORRACHO: El fernet lo compramos igual, ¿no?
DROGADICTO: ¿Fernet? Mmmm… ¡Yo quiero la espuma!
PERDEDOR: No sean boludos, es imposible.
DROGADICTO: ¯Nada es imposible, podemos hacernos invisibles, con mi amor… uh uh uh ¯
GANADOR: ¡Pero si! Es cuestión de actitud, nomás.
REALISTA: En eso él tiene razón, pero tampoco seamos necios, el objetivo es complicado.
PERDEDOR: ¡Justamente! No seamos necios. Mejor pájaro en mano que cien volando, ¿no?
GANADOR: ¡Pero si no tenemos ningún pájaro en mano! ¡No tenemos nada! ¿Qué decís boludeces?
PERDEDOR: Bueno, era una forma de decir, nomás. No te pongas violento.
GANADOR: ¡Si siempre es lo mismo con vos! Por culpa tuya nunca conseguimos nada.
PERDEDOR: Eso no es verdad. Simplemente soy realista.
REALISTA: No, ese soy yo.
BORRACHO: ¿Y el fernet? De última con una cervecita me arreglo.
GANADOR: ¿No ves? Todos ustedes son una manga de pelotudos.
REALISTA: ¿Y yo que hice?
DROGADICTO: El otro día vi un capitulo de los Simpsons…
INSEGURO: ¿Por qué te pones así? ¿Hice algo mal? Te pido perdón.
GANADOR: Lo único que hacen es hacerme perder el tiempo. Ahora podría estar ahí disfrutando.
REALISTA: Tampoco es que es una fija. Hay que ver cómo se desarrolla la cosa.
GANADOR: ¿Pero no me escuchás? Te digo que es posible.
PERDEDOR: No creo. Últimamente ni vos ganas.
GANADOR: Gano lo suficiente.
REALISTA: Tampoco es mucho, digamos.
GANADOR: ¿Ahora están todos en mi contra?
BORRACHO: Si compramos el fernet, hago lo que digas.
DROGADICTO: Tengo hambre. ¿Venderán Sugus acá?
MODERADOR: ¡Basta! Me cansaron. Vos, GRACIOSO, venís conmigo. Los demás se callan.
YO: Hola, ¿Cómo estás?
ELLA: Hola.
jueves, 15 de abril de 2010
MIRADAS
21:55 | Maquinado por
Zalo |
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Todo comenzó como terminó, con una simple mirada.
Ninguno de los dos tenia muchas expectativas de lo que podría pasar en ese lugar. La gente de siempre, la misma música, el mismo ambiente. Pero no fue así.
Apareciste sin que te buscara nadie, no esperaba encontrarte ahí. Tal vez tu risa no tenia sombras, no tenia cara, fue todo lo que vi.
En ese primer vistazo, se sintieron extrañados pero felices, atraídos pero tímidos a la vez. El primer acercamiento no fue fácil, mas bien, bastante torpe. Pudo haber sido la vergüenza, tal vez el miedo al fracaso. El punto es que sus caminos se dividieron esa noche.
“Como te va”, dijo el murguista a la muchacha, que lo corto con su mirada indiferente. Le dijo “bien” y lo dejo como si nada. Nuevamente.... La princesa.... Se perdía entre la gente.
Todo quedó olvidado a la mañana siguiente.
El tiempo paso y la vida les dio una segunda oportunidad, una que no pasó desapercibida. Esta vez, una botella de vino y un cigarro compartido fueron la excusa que los juntó. Se contaron sus vidas, sus éxitos y fracasos. Y fue ahí, entre vasos vacíos y ceniceros llenos, que esta historia nació....
Me prestaste un beso, me prestaste calma, me prestaste todo lo que me faltaba.
Los días pasaron y con ellos pasaron tardes de mates y noches de cerveza. Era raro, pero mirándolos desde afuera, se hubiera dicho que se conocían de toda la vida.
Tenés la receta justa para hacerme sonreír. Y todo el tiempo sabés lo que me asusta, sabés lo que me gusta estar con vos.
Aunque los tiempos eran escasos y las distancias sobraban, lograron encaminar una amistad.
Pero no todo era color de rosas. Ella tenia un pasado demasiado presente, y fue su indecisión la que incremento el miedo de él. Era un tema que se evitaba, aparentaban que todo estaba bien, cuando lo único que hacían era ocultar sus sentimientos.
Cuando quieras saber quien soy realmente, permite que tus ojos me lo cuenten.
Siempre pensó que su honestidad era su mejor cualidad, menos esa noche. El sabía que su pasado sería difícil de olvidar, por eso, con la excusa del enojo, de la rabia, fue que se alejo de ella. Pero solo fue una excusa, porque él sabía que se alejaba por miedo a sus propias emociones.
Días y noches pasó pensando que no la volvería a ver, que no la quería volver a ver. Hasta que sonó su teléfono.
No esperaba tu llamada, pero escucharte me hace bien. El tiempo paso volando, y la memoria siempre queda en pie.
Se encontraron donde siempre, pero esta vez no por las razones de costumbre. Expusieron sus problemas, pero no las soluciones. Los dos sabían que esta vez no habría reparo.
Como matar esa mirada. Como ocultar promesas vanas. Con solo un par de cosas claras, como soñó una vez.
Fue entonces, cuando el silencio se adueñó de la conversación, que sus ojos lo dijeron todo. Fue una mirada, pero no fue como la primera, esta estaba teñida de tristeza, de desconcierto, de arrepentimiento, de dolor, de rabia. No hubo palabras. Mientras la vio alejarse, se dio cuenta que ese era el final.
domingo, 4 de abril de 2010
FRUSTRACION
19:21 | Maquinado por
Zalo |
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“¿Mamá, que significa frustración?”
Lo peor de todo es que ya se sabía. La noche anterior no fue posible llegar a un acuerdo y la decisión estaba tomada. Esta es la cronología de sucesos que desencadenó esa decisión.
3.25 AM. Ritchie Blackmore toca uno de los riffs más famosos de la historia, avisándome de la inevitabilidad de comenzar la jornada. Me resisto y vuelvo a cerrar los ojos, mientras Ian Gillan canta el incendio del Casino de Montreaux. Cuando el humo se despeja del agua, me levanto.
3.45 AM. Entre mate y mate, recorro los noticieros implorando que alguno me regale la noticia de que al final todo era una broma, que los viejos mastodontes de seis vagones rumbearían para el centro como todos los días, pero no. Esa maldita caja boba solo repite el resumen de la fecha, los goles y el pronóstico del tiempo.
3.56 AM. Resignado, apuro un par de mates más y salgo a la todavía fría noche del conurbano. Agudizo mis oídos esperando escuchar esa bocina que podría tranquilizar mi ansiedad, pero no. Hasta los pájaros decidieron no salir a trabajar. Así, con la espalda levemente encorvada y las manos enfundadas en los bolsillos de la campera, camino las mismas quince cuadras de siempre, pero con un ritmo más lento, mas apesumbrado. Solo faltaría un poco de niebla para que la imagen se pareciera a una película policial en blanco y negro que transcurre en Londres de la década del 50´. Por alguna razón que no entiendo, mis pies se resisten a cambiar la rutina marcada, así que cruzo las vías y subo al andén, extrañamente falto de vida, sin siquiera los gendarmes que lo suelen patrullar.
4.11 AM. Llego a la avenida. Más sonámbulos como yo han decidido adelantar su salida para evitar el desastre que se avecina. Claro que nadie pensó que todos haríamos lo mismo, así que como si fuera una profecía auto-cumplida, adelantamos el horario del hacinamiento que pretendíamos esquivar.
4.25 AM. Llega el primer colectivo. Desde la esquina podemos ver su carga llena y su chasis pegado al suelo así que nadie atina a pararlo. Malditos sean los que viven cerca de la terminal del bondi.
4.46 AM. Ya tres colectivos pasaron sin siquiera amagar a parar. La serpiente de personas detrás mío crece minuto a minuto. Para matar el tiempo me planteo el problema como lo haría cualquier manual de cuarto grado:
“Si cada tren pasa cada diez minutos y tiene capacidad para seiscientos cincuenta personas, ¿cuantos colectivos (cuya frecuencia oscila en los 8 minutos) harán falta para transportar la misma cantidad de pasajeros sabiendo que estos tienen capacidad para ochenta pasajeros?”
4.54 AM. Logro colgarme de un bondi que inocentemente abre sus puertas para dejar bajar gente. Listo, el primer obstáculo ha sido superado.
5.16 AM. Llegamos a Panamericana.
Entreacto
Se conoce a la intersección del Acceso Norte con la calle Constituyentes en la localidad de Tortuguitas como “Fo.Na.Vi.” (Fondo Nacional de la Vivienda) por el barrio que allí se encuentra que fuera creado por el gobierno hace ya tiempo como solución de hogares baratos en forma de lo que se conoce como monoblock.
Acceso a la localidad de Tortuguitas, numerosos countries y un parque industrial, esta intersección es concurrida por numerosos vehículos de todo tipo a saber: vehículos particulares, camiones, varias líneas de colectivos, combis y micros (legales y de los no tanto).
Fin entreacto
5.18 AM. Caos. Del más puro y hermoso. Llego a lo que alguien en algún momento pensó como una parada de colectivos y que ahora es un hormiguero de camperas, sobretodos, gorros y bufandas. A simple vista cuento unas sesenta personas, pero podrían ser más, dado que no existen las filas, solo el desorden que provoca el desconcierto de no saber que colectivo puede parar.
5.23 AM. Estoy bien con el horario, no hay que desesperarse todavía.
5.30 AM. El frio sigue doliendo, así que me acerco al cafetero con el pucho en la boca y le pido un amargo para espabilar el sueño. Me alejo un poco de la turba y me siento en el cordón para observar el campo de juego y elaborar la estrategia adecuada.
5.44 AM. Miro el reloj. Todavía es temprano. Hasta las 06.45 hs los chicos no salen para el colegio. Si puedo subirme al colectivo antes de las 06.20, llego a Plaza Italia perfecto.
6.01 AM. Los colectivos se suceden en un orden casi preestablecido. Los que van a Puente Saavedra son los que más paran, a veces llegan a subir hasta seis o siete personas si cuento a los últimos dos que viajan únicamente apoyados con sus dedos gordos del pie en el estribo. El que espero yo no es tan indulgente. A razón de dos colectivos que pasan de largo, uno se detiene para dejar subir a cuatro o cinco personas. No es un buen pronóstico. Claro, está el diferencial, pero tener $5,50 en monedas es un lujo que no puedo permitirme.
6.13 AM. Empiezo a impacientarme. La cantidad de gente en la vereda supera mis expectativas. Solo Patricio Rey en mis oídos evita que me inmole en nombre de la guerra santa de los subsidios.
6.34 AM. Doy por perdido el presentismo. Serán menos cervezas por unos cuantos fines de semana. El día empieza a clarear y la marejada de autos particulares ajenos a los problemas de los peatones empieza a inundar la autopista.
6.57 AM. Amparado por ayudar a una señora, logro subir al ahora hermoso colectivo. A fuerza de pequeños empujones puedo ubicarme al lado del caño que separa la máquina expendedora de los asientos y logro alcanzar el nirvana. La felicidad recorre mi ser. Hasta me permito rumear un largo muuuuuuuuuuu que roba un par de sonrisas y feas miradas de señoras ya indignadas por la forma de viajar.
8.38 AM. Con el cansancio propio del fin de la jornada laboral, llego al trabajo. Todavía no llego nadie a la oficina. Vuelven las cervezas a la salida religiosa del sábado.
16.23 PM. Escucho por la radio dos palabras que me hacen lagrimear: “Conciliación obligatoria”. Vuelven los trenes.
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