SUBLIME INCONSCIENTE

¿Qué tal si esto que hoy vivimos no es más que una mera fase en nuestras vidas? Ahora, ¿cómo darse cuenta si es una etapa (y, en su debido caso, si terminó) cuando el hecho en cuestión no está delimitado en el tiempo? Es difícil.

Las realidades en las que vivimos están en constante evolución. Al estar compuestas de, obviamente, nuestras personas y los que nos rodean, es inevitable un cambio al nosotros permanecer en constante renovación. Ese contacto de realidades es la relación que nos une. Ahora bien, no es fácil darse cuenta de nuestro propio cambio en el momento que se está gestando (ergo, nuestras realidades), es fácilmente observable cuando ya se ha producido. Por ejemplo, uno no siente el crecimiento día a día de nuestro pelo, en algún determinado momento nos damos cuenta que ha crecido y punto. ¿Pero qué pasa si uno puede vislumbrar ese cambio cuando se está produciendo? ¿Qué pasa cuando esas decisiones que uno ve por el rabillo del ojo y están enclaustradas en nuestras rutinas y por lo tanto superfluas, puede observarlas de frente y ver las causas y consecuencias que tienen? ¿Debería uno actuar a sabiendas de lo que podría pasar? ¿Debería cambiarlas para mantener estática nuestra realidad o aceptar el cambio aun cuando este implique consecuencias en principio no deseadas? Porque tampoco es que uno puede ver el futuro, ¿no?

Dicho esto, y planteando la alternativa de actuar con el pleno conocimiento de nuestras acciones y sus respectivas repercusiones; ¿Cómo incorporamos las variables exógenas al modelo que son nuestras vidas? Precisamente dado que son exógenas, están fuera de nuestro control, pero su mera presencia nos afecta y nos define en la medida que sea parte del supuesto que estamos sugiriendo. ¿Pero somos realmente responsables de las ramificaciones que tienen estas variables cuando son incorporadas al experimento? ¿Debemos aceptar, así sin más, el pesado compromiso que estas consecuencias sobrecargan sobre nuestros hombros?

Por eso, Papá, Mamá; tengo que decirles que choqué el auto.

Es que no me escuchas cuando te hablo.

¿Cómo no te voy a escuchar, mi amor?

Te estoy contando algo muy fuerte. ¿Podés apagar el televisor un segundo?

Dame un segundo, ya termina esto.

Ni siquiera es tu equipo que está jugando.

No, pero es importante igual. Es la promoción a la serie B de Republica Checa. Aparte, mira como se ve en alta definición. Puedo oler el chivo de los jugadores. ¿Me entendés? Los puedo oler.

Deja de decir boludeces, querés. Te quiero decir algo.

Si si, ya estoy con vos.

Sos un tarado! (empiezan los llantos).

¿Que pasa gordi? No te pongas así, te estoy prestando atención. Puedo hacer las dos cosas al mismo tiempo.

Es que… Siempre es lo mismo… Siempre el … fútbol… primero…

¡Penal! ¡Penal! ¡¡Fue adentro referí!!

(Más llantos)

¿Qué decías hermosa? (Siguen los llantos) (Ella se levanta y va a la cocina)

Ya que estas por allá, ¿pones el agua para el mate?

(Llantos y gritos)

¿Qué pasa, bebé? Mirá, cambio de canal si querés. ¿Ves? Ya está.

(Ella vuelve al sillón)

Es que… Snif… te quería… Snif… contar…

Decíme, ¿te pasó algo en el trabajo?

No… Es que… ¿Esa es la novela?

Si, no sé. Cambié de canal nomas.

Ah, pero mira que bien que se ve. Le puedo ver todas las cirugías a la bruja esa.

Si, ¿pero que me ibas a decir? Algo muy fuerte.

Si si. Es que… ¡Ah, pero como lo va a dejar por ese turro! ¿No te digo? Esta novela se está yendo al carajo.

Bueno, ¿y?

Si, dame un segundo. Ya termina esto. ¿No te pondrías el agua para unos matecitos, bichi?